
Soy mamá de dos niños y, como muchas mujeres, después de la lactancia mis senos cayeron y se volvieron flácidos. No me sentía cómoda con mi figura y quería recuperar la forma y la firmeza de mi busto. No solo buscaba levantar mis mamas, también deseaba un aumento mamario sutil que me devolviera la seguridad que tenía antes.
Cuando tuve mi primera consulta con el doctor, me habló de la mastopexia con el método Preserve, una técnica innovadora que combina el levantamiento con la colocación de implantes de seno de manera mucho menos invasiva. Me explicó que este procedimiento no solo reposiciona los senos caídos, sino que además puede aumentar hasta 4 copas de volumen, con resultados muy naturales y femeninos. Lo que más me llamó la atención fue la tecnología detrás de este método y, sobre todo, la posibilidad de una recuperación rápida.
Como mamá que cuida a sus hijos y trabaja en oficina, no podía darme el lujo de estar semanas sin moverme. La idea de reincorporarme pronto a mi hogar y a mis responsabilidades laborales me dio la confianza para dar el paso.
La cirugía fue todo un éxito. En mi caso, pude retomar mis actividades físicas a la tercera semana después de la mastopexia, algo que me sorprendió porque pensé que el proceso sería mucho más largo. Además, la cicatriz, que al inicio me preocupaba, ha ido desapareciendo notablemente: al cuarto mes postoperatorio ya casi no se notaba.
Hoy, al mirarme al espejo, veo unos senos firmes, juveniles y con un volumen armónico, justo como lo había soñado. No solo recuperé mi figura después de la lactancia, también recuperé mi seguridad y bienestar.
Si estás pensando en una mastopexia con implantes para corregir los senos caídos, mi consejo es informarte bien y preguntar por el método Preserve. Para mí fue la mejor decisión: resultados naturales, aumento de volumen, cicatrices mínimas y una recuperación rápida que me permitió seguir cuidando de mi familia y de mí misma.